De recuerdos inconclusos me alimento
en una prisión
que no deja pasar el aire.
De sueños de esos que aparecen
inevitablemente cuando cierras los ojos,
y no se van jamás.
Llegó a descifrar mi mirada alguna vez.
Puede, que llegase incluso a amarla.
Sin embargo, el pasado, pasado está.
Y los sueños, sueños son.
Y esa sonrisa que me basta,
quedó reservada para otras gentes,
y ese beso que no da,
queda en el tintero
abrazando las palabras que nunca te dije.
Las que nunca quisiste escuchar.