viernes, 27 de julio de 2012

No habrá más lágrimas por cosas que no lo merezcan.

Recapitulemos. Has aterrizado en este blog, posiblemente, con ganas de llorar por un subnormal sin escrúpulos al que quieres con todas tus ganas. Ahora estás leyendo mis entradas y tienes más ganas de llorar.
Bien. No llores. No vale la pena. Es tonto y lo sabes. Le quieres y lo sé. Pero no te comas la cabeza, no sufras, no leas cosas tristes y no escuches canciones que te recuerden a él. Sonríe. Probablemente pensarás eso de "es muy fácil decirlo" y tendrás toda la razón. Pero aunque te cueste, inténtalo y al igual te sorprendes a ti misma sonriendo, pensando que la vida son dos días y que ya vamos por el segundo, queriéndote a ti misma y sobre todo, siendo feliz. Porque tú vales mucho, pero que mucho. Así que JAMÁS dejes que te hunda alguien que no vale nada.
Eres una mujer luchadora, guapa y sonriente. Que le jodan al mundo porque nada ni nadie podrán acabar contigo.

Breath me

Olvídame si quieres, sólo te pido que no me borres del todo de tus recuerdos, que dejes un hueco pequeñito para lo que fuimos en el fondo de tu corazón.


Mirar al cielo y lanzarle un beso al aire como última y desesperada opción con la esperanza de que aterrice en su mejilla y recuerde por fin que un día fuiste alguien importante para él. 



jueves, 26 de julio de 2012

Escalofrío

'Como salida desde el mismísimo infierno, esa criatura aterradora me miraba fijamente, esperando un grito, una súplica, un llanto eterno con el fin de alimentar su alma oscura y casi inexistente que albergaba en lo más profundo de su ser macabro que se escondía en el frío anochecer de cada rincón en una ciudad donde aparentemente nunca pasa nada, esperando una presa digna de tan malévola y agresiva dentadura.'


martes, 24 de julio de 2012

palabras,palabras,palabras...

Y cuando te quedas ahí tirada, jodidamente hundida porque lo ha vuelto ha hacer, cuando ni mirando vuestra estrella sientes ni un ápice de esperanza y te quedas ahí abandonada a tu suerte, que ya no es mucha, pudriéndome poco a poco como si sus besos fuesen un dulce veneno. Ahí es cuando ocurre. Levantas la cabeza y lo ves ahí, encima de ti, en medio de un cielo azul, simulando ser el rey del mundo. Y en cierto modo lo era, lo era de tu mundo.
Te tiende la mano como solía hacer y te levanta del fango donde estabas hundida hasta el cuello. "Te quiero" susurró. Y por una vez, una sola vez desde hacía tantísimo tiempo, sonríes. Dejas que la felicidad de aquellas palabras te abrumase, hasta que me di cuenta de la realidad.
Palabras. No eran más que palabras. Una detrás de otra. Como si un muñeco con ojos de cristal y corazón de trapo me hablase. Sin sentimientos. Sólo palabras. Y las palabras, se las lleva el viento.

viernes, 20 de julio de 2012

Al final te sientes tan hecha mierda por todo lo que has tenido que soportar, que ya todo te da igual.
Miras a tu alrededor y lo único que ves es gente. Multitud de gente. Pero ninguna persona.
Sabes que te critican, que hablan de ti a tus espaldas, que desean verte caer aunque una sonrisa, cínica, por supuesto, se les dibuje en sus caras al saludarte.
Y tú, ¿qué haces? ¿Qué cojones haces cuando nadie te quiere en su vida? Cuando sientes que no le importas a nadie realmente... ¿Hundirte? Puede. ¿Acaso esa es la solución? Pues nada, adelante, mete tu cabeza en la tierra y deja que tu vida se derrumbe dejando que a la vez, el mundo que te rodea caiga a tus pies como si fuese una fruta madura y plagada de gusanos. ¿Y luego qué? ¿Más de lo mismo? Que hagas eso no significa que vayas a dejar de sentirte una gran mierda. Al igual te ayuda un poco a mirar hacia delante con una sonrisa, no sé, la vida es más llevadera si cumplimos eso de: "todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar". Ya sabes, pasa haciendo tu camino y nunca te pares ni retrocedas. Aunque tengas ganas. Aunque duela.

domingo, 15 de julio de 2012

Hola, me dirijo a ti con la intención única y desinteresada de preguntarte algo. ¿Qué vas a hacer tú hoy por salvar el mundo? 
Dejando a parte temas como la política, la religión o cualquier cosa que tenga que ver con ideales impuestos por una sociedad materialista, dime, contesta a esa simple pero elaborada a la vez respuesta.
Yo te lo diré: nada. 
NADA. 
Ya que la gran mayoría de las personas que estarán leyendo esto se pasarán gran parte de su tiempo sentadas en sus respectivos y cómodos sillones quejándose del hambre en el mundo, de las guerras, del miedo, de la esclavitud que se esconde tras un país supuestamente desarrollado. Sí, quejándose. Pero desgraciadamente, y tras años de experiencia creo que nos hemos dado cuenta de algo: no se empiezan revoluciones con palabras. Pero al igual, sí con gritos. 
Entiendo que me dirás que porque tú te pongas a gritar "libertad" en medio de una calle no cambiará las cosas, pero si cada persona que me dijese eso lo hiciese, al final nos juntaríamos tantas personas que nuestros gritos llegarían hasta lo más profundo de sus corazones, si es que los tienen.
Así que amigo/a mío/a no dejes que callen tu voz, las cosas no se cambiarán porque te pases el día quejándote en tu casa, no mires qué va a hacer el mundo por mejorar, mira qué vas a hacer tú para cambiarlo.

Un murmullo deja de serlo cuando millones de murmullos alzan la voz para convertirse en una protesta. Una protesta por nuestros derechos. Por nuestra libertad.




jueves, 12 de julio de 2012

Frío. Esa fue la primera sensación que sentí después de abrir los ojos. Tristeza. Ese fue el primer sentimiento que sentí una vez me ubiqué. ¿Por qué sentía tristeza? No tenía ni idea. ¿Acaso importaba?
Me levanté y fui caminando despacio hasta el balcón luchando por no dejarme guiar por mi instinto suicida que me empujaba a la locura y a la cordura a la vez, al todo y a la nada, que me empujaba hacia donde él estaba. No recordaba lo ocurrido la anterior noche. Aunque ya lo podía imaginar por las miles de botellas rotas por el suelo de mi habitación, como si fuesen el rastro de una batalla campal ocurrida la noche anterior que me llevaba, sin duda alguna hacia el causante de todo. Hacia el centro del universo. De mi universo. Hacia él.
Y allí estaba sentado él, como de costumbre, fumándose un cigarro al que le daría una única calada y lo tiraría al suelo.
Me acerqué a él esquivando los cristales y observé como seguía mirando hacia ningún lado sin percatarse de mi presencia. Como solía hacer.
-Hoy estás más guapa que de costumbre, y eso ya es un reto. Será que te sienta bien tirarme botellas a la cabeza estando borracha mientras me insultas.
-Será eso. ¿Hace frío en la calle?
-Te quiero.
-Te quiero.
Ahí es cuando lo entendí. Buscaba historias de amor sacadas de cuentos de hadas cuando no me daba cuenta de que la mía, era mucho mejor que cualquier otra. Simplemente porque le incluía a él en ella.

domingo, 8 de julio de 2012

No estáis solas2.

Entonces le pegó un empujón y allí se quedó, tirada en el suelo como si fuese una colilla usada. Apenas inclinó la cabeza con la boca ensangrentada y los ojos hinchados para pronunciar un "te quiero" que salió de sus labios acompañado de una sonrisa rota. Y él siquiera sintió compasión al darle la siguiente patada, y otra, y otra más. No se cansaba. Estaba tan ciego que tan solo la veía como un juguete que se había roto y que ya no podía utilizar más. ¡Y vaya juguete! Un juguete precioso pero extremadamente frágil, como un osito de peluche. Ella lo único que quería era abrazarle y repetirle un millón de veces lo que le necesitaba, pero él... lo único que quería era... era... ¡qué demonios! Él nunca supo querer nada ni a nadie. Ni si quiera supo querer a su propio hijo que observaba desde un rincón de la habitación como su padre le propinaba tal "castigo" a su madre. Nunca supe qué fue de aquel hombre desde ese mismo día. Ese mismo día en el que su juguete roto, su osito de peluche abandonado se levantó de aquel suelo rasposo que tanto conocía y le paró la mano a aquel ser despreciable. Sabía que ella era más fuerte que él, y en el fondo lo sabía él también. Él tenía músculos, inteligencia y odio, muchísimo odio. Pero, ¿qué es el odio enfrentado con el amor? Nada. Absolutamente nada. Y es que ella era capaz de querer y él no. Eso jamás se lo quitaría nadie. Ni siquiera él. Y, ¿sabes qué hizo? Le miró fijamente a los ojos y le cogió la mano para conducirle hacia la puerta con un gesto de una absoluta ternura. Y cuando cruzó el marco de la puerta, la cerró. El juguete se repararía para no volver a serlo. Ya nadie podría frenar su infinito amor. Nadie.

Dulce locura.

Dulce locura.