viernes, 27 de diciembre de 2013

El cinismo de las bestias.

La devastación del ser humano puede considerarse una forma de holocausto hacia lo de todos. 
Y al final, todos lloramos cuando vemos morir algo que queremos.
¿Y si queremos al árbol que vemos desde nuestra ventana?
Y su vida se va consumiendo.
En cada página que pasas.
Y cada página.
Es una lágrima.
Y cada lágrima.
Devastación.

¿Precipitaciones por el mar de tus ojos, dices?

La parte más triste de todas las noches es cuando el cielo deja de estar estrellado a secas, para estrellarse sobre mí en un intento de venganza por dejar que te marches.
Supongo que nuestros cuerpos encajan demasiado bien para separarse. Y cuando te vas, mi piel deja ese color blanco nuclear y se vuelve un tanto gris. Como las nubes, cuando las gotas de lluvia ya no quieren estar con ellas, y prefieren suicidarse, precipitándose desde lo más alto.
Entonces, mi cuerpo se divide y mi piel me mira desde la otra parte de la cama, bastante esquiva, recordándome que te necesita. Ilusa, como si no lo supiera. 

Conclusión: lee.


Dulce locura.

Dulce locura.