lunes, 24 de septiembre de 2012

Una vez más, vuelvo a hacer las cosas sin pensar.

Solía pensar que me quería. Me gustaba esa sensación. Ya sabes, como cuando sientes que perteneces a algún sitio, que no estás completamente sola, que la lluvia nunca más te volverá triste y esa canción ya nunca te hará llorar de nuevo, y entonces sientes que vuelves a nacer, que sus besos borrarán todas las huellas que dejaron antiguos sufrimientos en ti. Y ahí, justo cuando estás en la cresta más alta de la ola, cuando te sientes libre, cuando quieres llorar y reír a la vez mientras pronuncias un infinito "te quiero" que regalas a alguna parte, chillando, como si él lo pudiese sentir desde donde está. Pero sientes un golpe fuerte y caes en picado, ya nada puede parar o amortiguar el golpe, la caída será inminente y volverás, como siempre, ha experimentar ese dolor, ese pinchazo de desilusión tan conocido. Entonces recuerdas, una vez más, eso de:
"¿Amar para qué? ¿Para acabar amargado?"


lunes, 17 de septiembre de 2012

Solías susurrarme que no saldrías de mi vida.

Dejaba que tu olor inventado me abrumase acompañado de unas palabras que nunca pronunciarías, que el imaginar el tacto de tu pelo contra las yemas de mis dedos lo calmasen todo, sosegando una sensación parecida a la que se experimenta cuando estás a un paso de una muerte irreal. Solía imaginar como cuando la angustia de un peso muerto mezclado con una atmósfera agobiante ejercía presión sobre mi, hundiéndome, tú te colabas en mi habitación y muy despacio me abrazabas, con la ternura con la que sostienes a un recién nacido en tus brazos, con la delicadeza caracterizada de un beso inexperto. Sí. A menudo lo hacía. ¿Por qué vivir en un mundo sin ti pudiendo crear el mío propio en mi mente? Anhelo. Eso es todo y nada más. Eso es nada y todo más. Eso eres tú.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Luché contra el amor hasta que entendí que quererte era mi única opción. 
Recorrí calles de una ciudad con edificios grises, con un cielo más bien negro que se cierne sobre cada uno de sus habitantes, que se miran unos a otros extrañados de ver a alguien corriendo sin ningún motivo. 
Me giré esperando encontrar una mariposa aleteando alrededor mía, susurrándome que no tuviese miedo, que continuara hacia delante. 
Un gato. Supuse que estaba triste por algo, sus ojos lo delataban. ¿Debía avanzar o agacharme para impulsarme hasta el cielo? ¿Llegaría lo suficientemente alto? 
"En mi cielo hacia el crepúsculo" como un tal Pablo dijo en no sé qué libro, esperando el batir de un pestañeo infinito, de un corazón moribundo con complejo de cuco.
Voz potente. Retumbaba y se quedaba flotando en el aire que respirábamos lentamente, como si fueran nuestros últimos momentos juntos. 

Quisimos querernos tanto que se nos olvidaron los sentimientos.

La felicidad me abruma tanto que al final, me hunde.

Pero ¿qué es felicidad sin ti? No es ni el olor a café al levantarse, ni si quiera el de un libro nuevo, no es la ilusión de poner el árbol de navidad todos los años, no es abrir la ventana y dejar que entre la claridad de un nuevo día. Sin ti felicidad no es, así de simple, eso es todo. Sin ti, felicidad será el café frío y oxidado, tu libro favorito con todas sus páginas mojadas, los restos de un árbol quemado, abrir la ventana y dejar que te abrume una realidad gris, el peso de una atmósfera muerta, más muerta aún sin tu presencia. La angustia de mi mundo sin ti. Solía llamarlo "felicidad" antes de conocerte, ahora sé que es algo más. Solía llamarlo "tristeza" antes de perderte, ahora sé que es algo más.

martes, 11 de septiembre de 2012

Recuerdos. De: Javier Kaiser.

Esos momentos en los que crees que lo has superado, que crees que ya puedes vivir sin esa persona que tanto te hizo reir y llorar. Esos momentos en los que ves fotos, comentarios o esos testamentos que te escribia, te emocionaban y te sacaban un "te amo mi vida". Cuando te quedas solo, en silencio, viendo todos esos recuerdos, a lo mejor te emocionas, otros fuertes aguantan, pero siempre piensas: lo felices que fuimos y mira ahora .. y es que seas fuerte o no, ese momento hace cosquillas, ami por ejemplo, esos momentos, me hacen pasarlo mal ..
Me hacen pensar en esos momentos antes de empezarlo todo en los que hablabamos como amigos sin mas, esos en los que nos hacia reir cada tonteria y como avanzaba todo tan perfecto, cuando no habia de que discutir, cuando solo habia tiempo para los primeros "te quiero" verdaderos. Esas noches en las que hasta que no hubiera un "buenas noches princesa" ninguno de los dos podia dormir ..
Ese tiempo en el que se recuerda es bonito, pero solo son eso, recuerdos, y puede que para algunos no, pero para mi, esos minutos, me hacen pensar en porque permití perder a esa niña que para mi era perfecta y hacia perfecta mi vida, que mis dias no fueran buenos hasta que ella dijera que lo fueran y que mis sueños por las noches no fueran felices si ella no lo queria. Pensar que ya no soy el mejor porque ella dejó de decirmelo y lo peor .. que mi vida a dejado de ser perfecta, por mi culpa.

Y cuando ya sientes la cara ardiendo por culpa de unas lágrimas ácidas que no cesan, cuando sabes que tu corazón no resistirá más, intentas ponerte en pie con unas piernas temblorosas que te empujan a caer una vez más. Entonces te muerdes el labio inferior, te secas las lágrimas, te giras, haces amago de sonreír y dices en voz alta "estoy bien" para así, creértelo de paso, tú también. Y ahí es cuando, como resurgiendo de sus propias cenizas, aquella vocecita que vive en tu interior suelta uno de sus susurros que tanta razón tienen, para decirte un "deberías ser feliz" que se queda flotando por tu cabeza. ¿Debería ser feliz? Hacía ya tiempo que había dejado de pensarlo. 


viernes, 7 de septiembre de 2012

CMN

A veces en la vida conocemos a personas únicas, ya sabes, de esa clase de personas que te alegran el día con un "hola" original. De esa clase de personas que hacen lo que sea cuando estás triste, con tal de que dejes de estarlo. De esa clase de personas que cuando les cuentas tus problemas no es un "tengo un problema", si no un "tenemos un problema". De esa clase de personas a las que queremos como si fuesen nuestros amigos de toda la vida, nuestros primos e incluso nuestros hermanos, aunque los conozcamos de hace un año, o casi. Y sí, existen esa clase de personas. Porque yo tuve la suerte de encontrarme con una de ellas. Y es que en el poco tiempo que nos conocemos hemos vivido muchas experiencias, le he querido de muchas formas, pero nunca he dejado de hacerlo. Supongo que es lo que tienen las buenas personas, que se te quedan marcadas y son inolvidables, irreemplazables y muy muy especiales. No me quedan palabras, ni expresiones para poder decirte lo mucho muchísimo que te agradezco que te hayas dejado caer por mi vida,  que me hayas ayudado como sólo tú sabes, que hayas estado ahí cuando todos los demás se han marchado, pero sobre todo, gracias por aguantarme. Sabes que sin ti no podría,que mi vida sería un completo caos si no me ayudases a ordenarla, y que si me enfado tanto es porque me importas.
Y para acabar, gracias por todo una vez más.
Te quiero Christifú. 


martes, 4 de septiembre de 2012

Y ahora, ¿qué?

Siguió debatiéndose entre quedarse ahí tirado o levantarse. No sabía si seguirla otra vez o dejarla marchar, si pelear o simplemente derrumbarse una vez más, dejando que aquel aplomo que tanto conocía le embargase hasta la última esperanza solitaria, casi perdida por aquella alma apenas existente. Y aquella esperanza rota por un dolor incomprensible que apretaba sin cesar ese corazón duro como la roca le decía entre tímidos susurros que al igual ella le daba otra oportunidad, que le diría una vez más y con esa infinita dulzura y comprensión que la caracterizaba ese "sé que me quieres, sólo que a veces tienes una peculiar forma de demostrarlo" acompañado de esa sonrisa triste que tanto necesitaba. Pero sabía que no era así, que ella se merecía algo mejor, que ella debía estar con un chico que le dijera "buenas noches, princesa" y admirara y se asombrara de todos y cada uno de los gestos que hace mientras duerme, memorizándolos, en lugar de estar entre las piernas de otra, en vez de a su lado. Pero ahora era demasiado tarde. Sí, se quedaría ahí tirado en el suelo, observando como se marchaba lo que más necesitaba. 

sábado, 1 de septiembre de 2012

Puede que las casualidades, casualidades sean. O puede que mientras estas palabras se te quedan grabadas durante unos instantes o durante algo más que unos instantes en tu cerebro y las repitas y recuerdes en algún momento de tu vida, mires en esa cafetería y veas en el menú tu postre favorito o puede que gires la cabeza y te encuentres en un escaparate aquel cromo de aquel futbolista que tanto te gustaba de pequeño o incluso, que levantes la vista de tu libro favorito y mires en aquel banco de enfrente a una persona que se te queda mirando fijamente, y que justo en ese instante sepas y te des cuenta de que esa persona que por casualidad se ha situado justo delante tuya sea la persona con la que pasarás el resto de tu vida. Al igual no levantas la vista, ni miras en ningún menú de ninguna cafetería ni gires la cabeza para ver aquel escaparate, al igual te pierdes todo aquello, al igual tienes 60 años y aún no has levantado la vista y lo has encontrado ahí regalándote su mejor sonrisa, pero puede que las casualidades, casualidades sean, y como tal, si no es hoy, mañana y si no, al otro o al otro o dentro de 20 años o dentro de 50, pero llegarán. Y hará lo posible para que levantes la vista, para que te des cuenta de que ahí está, que es tu casualidad, la casualidad más bonita que te pasará en la vida. 

Dulce locura.

Dulce locura.