Mi mundo sin ti.
Empezaré por el final de los principios, donde tú aún no te has marchado y aún puedo, alargando un poco el brazo, acariciarte el rostro, con el tacto del beso de una gota de lluvia sobre una piel congelada por el frío. Mi piel. Nuestra piel. ¿Frío? Diré mejor, razón para que me abraces. Como todo. Como nada. Entonces, ¿qué sentido tiene? Si mi mundo sigue estando, y contigo, nada menos. Ya, pero, ¿y qué pasa si te vas?
Sucumbiré al gris, a la tristeza, dejando que la amargura de mi mundo sin ti que aún no es, me venza.
No te vayas. Y si lo haces, llévame contigo.