miércoles, 24 de agosto de 2016

Quién pudiera reír como llora Chavela.

Quizá fue cuando te diste cuenta
de que no era tan exacta,
que en tu vida ni sobraba ni faltaba, 
una simple experiencia vivida, 
la emoción de conocer las caricias
en una piel ajena.
Dejándome conocer lo que guardas 
entre tus pestañas.
Cuando comprendiste que no solo yo
podía fascinarte,
abrirte el corazón,
leer los versos de tu alma.
Que no solo arrimarte al abrigo de mi amor
te daba calor.
Que el invierno entre otros brazos
era igualmente llevadero.
Quizá fue cuando verte reflejado en mis ojos
no era suficiente. 
O que no sabías muy bien qué buscar 
cuando me mirabas de esa forma, 
y al no encontrarlo,
decidiste mirar a tu alrededor. 
Te quise, porque conseguías tocarme sin tocarme,
porque te oía sin pronunciar palabra,
te quise porque estabas sin estar,
porque siempre encontrabas mi mano en la oscuridad,
y sentía que no ibas a soltarla nunca.
Porque me aportabas un caos devastador
a una paz que nunca llegó a gustarme.
Te quise tanto que lo que más me dolió no fue que me soltaras la mano,
ni siquiera que dejaras de buscar en mí lo que fuera que buscaras.
Te quise tanto que lo único que sentí realmente
fue explotar,
teniéndote tan cerca,
extender mis manos,
y no poder tocarte.
Desearte toda la felicidad que no encontraste en mí,
y que no me oyeses.

miércoles, 18 de mayo de 2016

lo que tengo, lo que tú ya sabes


De recuerdos inconclusos me alimento
en una prisión 
que no deja pasar el aire. 
De sueños de esos que aparecen
inevitablemente cuando cierras los ojos,
y no se van jamás.
Llegó a descifrar mi mirada alguna vez.
Puede, que llegase incluso a amarla.
Sin embargo, el pasado, pasado está.
Y los sueños, sueños son.
Y esa sonrisa que me basta,
quedó reservada para otras gentes, 
y ese beso que no da, 
queda en el tintero 
abrazando las palabras que nunca te dije.
Las que nunca quisiste escuchar.

jueves, 3 de marzo de 2016

Nació inconformista.

Nació inconformista.
Los médicos lo intentaron todo...
Sin embargo, nadie pudo hacer nada por ella.
A pesar de ello, sus padres decidieron
ante la terrible idea de ver a su hija besando sueños,
luchar contra todo pronóstico.
Y así, todos los días,
mataba los pájaros que nacían en su cabeza cada noche.
Y todas las noches,
se preguntaba el porqué de demasiadas cosas.
Cuando creció, comprendió que ni las jaulas,
ni los libros prohibidos,
ni los intentos de sus incansables padres,
podían detener su ansia de querer saber
siempre un poco más.
"Mamá, papá, soy inconformista."
Esas palabras que tanto temían, resultaron llegar al final.
Pero ella... ella no tenía miedo.
Sabía que ahí fuera encontraría todas las preguntas
a las respuestas que había llevado
siempre dentro.

Dulce locura.

Dulce locura.