jueves, 16 de octubre de 2014

Será que cuando te miro, ya no te veo.

Que ya no me asomo a descubrir 
los tesoros que albergas dentro,
los sabores,
las texturas.
Y ese recuerdo del olor del café recién hecho,
del calor de sentir tu corazón latiendo
frenéticamente
-porque así solíamos querernos-,
de aquel beso con sabor a domingo,
quedó efímero
temblando de frío en el salón de la ausencia.


Será que todo cambia,
y que el café,
mi cama,
tú,
y yo,
nos enfriamos.


Serán los tiempos que corren,

que vuelan.

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Dulce locura.

Dulce locura.