miércoles, 24 de agosto de 2016

Quién pudiera reír como llora Chavela.

Quizá fue cuando te diste cuenta
de que no era tan exacta,
que en tu vida ni sobraba ni faltaba, 
una simple experiencia vivida, 
la emoción de conocer las caricias
en una piel ajena.
Dejándome conocer lo que guardas 
entre tus pestañas.
Cuando comprendiste que no solo yo
podía fascinarte,
abrirte el corazón,
leer los versos de tu alma.
Que no solo arrimarte al abrigo de mi amor
te daba calor.
Que el invierno entre otros brazos
era igualmente llevadero.
Quizá fue cuando verte reflejado en mis ojos
no era suficiente. 
O que no sabías muy bien qué buscar 
cuando me mirabas de esa forma, 
y al no encontrarlo,
decidiste mirar a tu alrededor. 
Te quise, porque conseguías tocarme sin tocarme,
porque te oía sin pronunciar palabra,
te quise porque estabas sin estar,
porque siempre encontrabas mi mano en la oscuridad,
y sentía que no ibas a soltarla nunca.
Porque me aportabas un caos devastador
a una paz que nunca llegó a gustarme.
Te quise tanto que lo que más me dolió no fue que me soltaras la mano,
ni siquiera que dejaras de buscar en mí lo que fuera que buscaras.
Te quise tanto que lo único que sentí realmente
fue explotar,
teniéndote tan cerca,
extender mis manos,
y no poder tocarte.
Desearte toda la felicidad que no encontraste en mí,
y que no me oyeses.

2 comentarios:

  1. ¡Hola!

    Vengo de parte de Mari (Bohemian Creative) y estoy dispuesto a quedarme.

    Veo muchísima pasión en tus escritos. Esta entrada me ha gustado mucho. Cada verso tiene mucho sentimiento y es una historia triste y, a la vez, muy bonita.

    Muchas gracias por compartirlo con nosotros.

    Te seguiré de cerca.

    ¡Un saludo! :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola Santiago! Siento haber tardado tanto en contestar, pero como puedes ver, esto quedó un poco muerto, muy a mi pesar.
      Me alegra mucho leer lo que me dices, y me anima a revivir este blog.
      Saludos y cuídate mucho :)

      Eliminar

Dulce locura.

Dulce locura.