sábado, 17 de noviembre de 2012

Casi no había empezado a avanzar cuando notaba ya que mis piernas se quebraban, el alma de una persona con aspecto moribundo se fundía en un cuerpo casi muerto. Medio muerto. Muerto entero. 
¿Pensaba acaso que flotaría eternamente?
Nunca puedes asegurar que tu vida no es un espejismo, creería pues que el amor hacia todas las cosas no era más que un mero sentimiento. La necesidad de pertenecer a un hogar. El hogar de quienes
te aman.
Y como cuando vas corriendo y resbalas, caes al suelo encharcado por unas lágrimas secas que se fusionan contigo creyendo que así, podrían vivir en paz. El dolor sigue siendo tangible, por mucho que corra o nade, por mucho que les ame seguiré muriendo, ¿se acabará el sentimiento? Moriremos en el intento de ganar una guerra fría contra el odio, contra los monstruos y otras criaturas oscuras.

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Dulce locura.

Dulce locura.