-no crean que vio "la senda que nunca se ha de volver a pisar"-,
pensó que todo lo recorrido,
todos aquellos caminos abandonados,
teñidos del olvido
que él tanto temía,
tejidos con sus sueños y supersticiones,
habían quedado en nada.
Apenas un par de ladrillos le frenaban y sin embargo
no era capaz de emprender
otra huida.
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