martes, 22 de enero de 2013

Más bello que la risa cínica de un cuervo que de mi se alimenta.

Miraba a mi al rededor y lo único que veía eran sombras compuestas por resquicios de humanidad.
Dime, ¿cuándo dejamos de tener esperanza en nosotros mismos? ¿Alguna vez la tuvimos?
¿La tuviste tú en mi?
Dejaba que me tragase la más profunda angustia de verte sonreír. Pero piénsalo, no es más ilógico que el amor. Girarte y ver una sombra. Eso es lo que me has proporcionado. Siéntete orgulloso. Me enamoré de una puta sombra, imagínate si me hubiera enamorado de tu verdadero yo.
¿Recuerdas cuando te decía que yo era como un pájaro? ¿Que nada ni nadie podría atarme o encerrarme? Era cierto. Pero como pájaro, iba comiendo las migas de pan que tirabas, hasta entrar por mi misma en tu jaula. Donde jamás quise salir y donde no sé si sigo aún. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dulce locura.

Dulce locura.