Me solía girar para asegurarme de que aún estabas ahí, mirándome de reojo con inseguridad que no debías tener.
Es que tú eras capaz de comerte el mundo con la mirada, ¿sabes? Me devorabas a mi entera. Me desnudabas sin apenas tocarme.
Solías besarme con la mirada.
¿Alguien capaz?
Mutilaré a los farsantes que intenten ocupar tu lugar de la cama y vagamente te imiten, produciendo risa. Porque más que mariposas, lo que dejaste en mi barriga fueron larvas que se alimentan de unos resquicios de tu olor en mi colchón.
Odio hasta el puto lado de la cama en el que te acurrucabas.
Lo que te corroe
ResponderEliminarsolo lo creo
tu corazón
desgarrado
o almenos eso creo yo,
no soy nadie para juzgar
asi que no me tegas encuenta
Pero el dolor
no se va con mas dolor
aveces solo sales del abismo
mirando al cielo.