jueves, 4 de abril de 2013

Cuando te miraba era capaz de verlo todo.  A veces estar ciego no ayuda a ser feliz. Y mentirte a ti mismo está demasiado visto, habla con el que lleva todos los mecanismos que te empujan a besarla y deja claro las cosas. 
Si decides tirarte por aquel precipicio y estamparte contra las rocas, que ya no son un sitio para las caricias y los murmullos, hazlo con el temor hacia lo desconocido y no con el temor hacia no encontrar lo que buscas.
Al fin y al cabo, lo que buscas puede estar en una mente trastornada, desquiciada por el eco de una fragancia que no descansa en tus sábanas, o en un pelo que ya no contiene nada tuyo porque no lo es.

Puedes... no sé, intenta hacer algo distinto a lo que te proponías. Cambia esa sensación. Percibe otra vez su voz. Inúndate de su imagen. 

2 comentarios:

  1. es normal que me emocione cada vez que leo una de tus entradas?

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  2. Pues normal o no, no sé. Pero muchas gracias. Un besazo.

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Dulce locura.

Dulce locura.