miércoles, 4 de enero de 2012

"La realidad es aquello que, cuando uno deja de creer en ello, no desaparece."

Tenía claro lo que iba a hacer.
Me pondría los cascos a toda hostia hasta que se me reventasen los tímpanos y se me grabase cada nota de la canción que sonaba en el cerebro.
Eso era todo. Todo lo que podía hacer.
Pasaría de todo y todos. Mandaría todo a la mierda por una vez en mi vida y me concentraría en la música.
Como si eso lo solucionase todo. Y en cierto modo, lo hacía.
Era una sensación extraña. Como la que sentíamos de pequeños cuando estábamos en la cama y pensábamos que cualquier criatura que habitase debajo de nuestra cama o en el armario elegiría esa noche para devorarnos y lo único que hacíamos era meternos debajo de las sábanas, aislarnos de todo y así, sentirnos en el lugar más seguro del mundo. Sólo que esta vez, no iba a devorarme ninguna criatura, iba a devorarme algo mucho peor, la puta realidad. 

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Dulce locura.

Dulce locura.