martes, 27 de diciembre de 2011

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+Eh.
-¿Qué? 
Dijo con esa fría mirada suya que no hacía más que traerme problemas. Pero problemas que me gustaban al fin y al cabo.
+Que te quiero.
-¿Por qué?
+¿Y por qué no? Si eres perfecto. Si sólo ante mi puedes mostrar todas tus facetas. Si el tiempo que pasamos juntos, fue el mejor tiempo de los dos.
-Eres demasiado complicada, ¿sabes?
Había la misma rabia en sus ojos de siempre, rabia que poco a poco iba desapareciendo. Eso era mala señal y ambos lo sabíamos.
+Lo sé. Pero dime que me quieres igual. Que me quieres igual que todas las veces que me lo has dicho. ¡Joder, dímelo aunque sea una puta mentira! Sabes que lo necesito.
-Supongo que uno no se da cuenta de que está enamorado hasta que la otra persona se convierte en una droga para ti.
+Pues entonces, estoy enamorada. Mierda. Estoy jodida. 
-Estamos jodidos.
+¿Jodidamente enamorados?
-¡Jodidamente enamorados!


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Dulce locura.

Dulce locura.