De repente miras hacia aquel portal y te encuentras con una persona fumando y te quedas como embobada mirando como se disipa aquel humo, como si fuese su amor. Te miras al espejo y a penas te reconoces con la cara negra por el puto rimmel, que no para de mancharte toda la cara acompañado de unas lágrimas suicidas que se tiran por tus ojos.
Te piensas que todo volverá a ser como antes, que puedes volver atrás y decirle las cosas claras, ¡que le necesitas, joder! Pero te quedas mirando aquel cigarro sostenido en unos dedos con unas uñas medio pintadas de un rojo intenso y descubres que se está acabando. El humo se disipa y el cigarro va desapareciendo poco a poco, consumiéndose... como tu vida, esperando que tu humo vaya hacia atrás hasta aquel momento en el que le dijiste tu último " te quiero ".
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