domingo, 24 de junio de 2012

Improvisando.

Pensó que sería mejor alejarse para no sentir, que esto del amor era como un vínculo físico, que si se alejaba lo suficiente, se rompería. Que si lo dejaba pasar y no le decía que le quería, no podría hacerle daño como todos los demás. Que si no se tiraba a la piscina, no tenía riesgo de que estuviese vacía. 




Lo cierto es que lo suyo nunca fue pensar. Para eso estaba él, que la complementaba, la llenaba, la envolvía en su propia esencia. Y por supuesto, no la iba a dejar ahora, volvería a pensar por los dos una vez más, le explicaría que esto del amor puede salir bien.

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Dulce locura.

Dulce locura.