jueves, 2 de agosto de 2012

De repente John se sorprendió a sí mismo debatiéndose entre la vida y la muerte en la soledad más oscura de aquella habitación infame y sumamente siniestra, escuchando como criaturas nocturnas sin identificar gruñían desesperadas a su alrededor, como invitándole, a participar en el festín de esta noche donde él sería el plato estrella.
Sólo tenía un pensamiento que le impedía dormir aquellas frías noches. Ella. No tenía ni idea de dónde estaría o si estaría bien. Pero pronto descubriría la cruel verdad al igual que su cuerpo inerte siendo devorado por aquellas criaturas, y con su último susurro pronunciando su nombre. Aunque ya no podía hacer nada. 

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Dulce locura.

Dulce locura.