domingo, 5 de agosto de 2012

Mientras Jonathan observaba aquella preciosidad tan frágil y especial como una mariposa corriendo sin razón alguna mientras entonaba una estúpida canción se le ocurrieron mil palabras para describir cómo se sentía en aquel momento y a la vez, ninguna. ¿Se estaba enamorando? Tampoco le importaba.
Ella estaba allí con él regalándole todas y cada una de sus amplias sonrisas.
-¿¡Sabías que algunas mariposas se mueren si las tocas!?- Dijo exhausta al tumbarse a su lado.
-¿Sí?
-No, te estaba tomando el pelo. ja,ja,ja.
Jonathan puso una fingida cara de fastidio y siguió observando aquel cielo azul que se cernía sobre ellos dando la sensación de que en cuanto sus dedos se rozasen, él saldría disparado a volar surcando el cielo.
-Va, pero si sabes que me quieres. Ja,ja,ja.
Soltó entre risas Lucía, lo que Jonathan no contestó con risas también. Claro que la quería. No podía imaginarse cuánto.
Había llegado a aquella fase en la que quererla era ya una necesidad y ella apenas se daba cuenta de la cantidad de sentimientos que afloraban en él cuando ella le acariciaba y a él se le erizaba hasta el alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dulce locura.

Dulce locura.