Levantaba la cabeza constantemente buscando con desesperación un resquicio de bondad en algún corazón que no estuviese ocupado, un antiguo príncipe destronado. Pero no habían para ella. Nunca habían habido y nunca habrían. Su príncipe se marchó, se llevó su corona y la dejó tirada en aquel vaso de alcohol repitiéndose una y otra y otra vez que los cuentos de hadas están llenos de mierda por todas partes, que ella siempre sería la bruja malvada. La que siempre acaba mal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario