miércoles, 4 de abril de 2012

No te vayas.

Supongo que no me lo podía esperar de ti, que no podía desterrar la idea de que eras ese príncipe azul, ese ángel que pasea por mi infierno sin quemarse. Pero hasta los ángeles tienen planes malvados. Y,¿sabes? A veces me gustaría dejarlo todo, alejarme para no volver a sentir, lo que ahora empiezo a sentir por otra persona que no eres tú. Qué extraño se me hace todo esto, jamás pensé que podría derramar esas lágrimas de amor por otra persona que no fueses tú, y la verdad es que estoy empezando a sentir esa sensación de necesidad que llega cuando lo único que quieres es estar siempre con esa persona. Y entonces pienso, que esto es como ese drogadicto al que le alejan de su droga, como ese dueño que abandona a su perro, como esa abeja que se niega a alejarse de su flor. Me hace daño. Me hiere ese sentimiento, esa sensación de total dependencia hacia él. ¿De qué hablo? Si seguro que ni siquiera se acuerda que existo. Porque la realidad es que mientras para mi todo gira entorno a él, yo sólo soy una pequeña parte que para él gira entorno a ella.

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Dulce locura.

Dulce locura.